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sábado, 5 de octubre de 2013

Till Lindemann - Entrevista "Die welt"

Entrevista por "Die welt", famoso diario aleman, a el vocalista de la banda, Till 

(Creditos de Traduccion: Rammstein México)

Para ver la nota original Click aqui

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Till Lindemann, el vocalista y letrista de la banda RAMMSTEIN, publicó un libro de poesía. Está por lanzar un segundo. Les presentamos una conversación acerca de la Poesía, la Naturaleza como un Lugar Sagrado y de su Vida como el hijo del Escritor de Alemania del Este, Werner Lindemann. 

Till Lindemann se encuentra en la cúpula de una torre de la Ciudad de Berlín. La torre fue construida por el arquitecto Hermann Henselmann en los años sesenta en la plaza Frankfurter Tor como un símbolo de poder de la RDA. Ahora en su cúpula hay un gran salón. Por veinte años, al frente del grupo RAMMSTEIN ha estado el Till Lindemann. No existe ninguna otra banda alemana tan exitosa a nivel mundial. Lindemann también escribe poemas sin música rock. En 2005 su primer volumen de poesía se publicó bajo el título ”Messer” (Cuchillo). ”In stillen Nächten” (En las Noches Silenciosas), es el segundo, una colección de emocionantes, divertidos versos, a menudo desolados. Cuando hay que hablar de Rammstein, Lindemann se muestra reservado, cauteloso. Cuando se trata de la poesía y su origen, se encuentra más a gusto.


Die Welt: ¿Debemos hablar de la poesía?

Till Lindemann: En realidad, no. Es tan simple como que lees un poema, puedes encontrar algo en él, o no. No conozco a nadie que sólo lea poesía.
Die Welt: ¿No es así?

Lindemann: Ciertamente, especialmente todo lo antiguo. Mi “Biblia” es un libro llamado: ”Deutsche Liebesgedichte” (Poemas de Amor de Alemania). Una recopilación de ejemplares del Este. Hice una búsqueda enBooklooker, ocurre de vez en cuando que aparece disponible únicamente un ejemplar. Ya poseo 82 de ellos. Mi sueño es tener todo un estante lleno de ese libro. En él, todo vale, desde Eichendorff hasta Hölderlin.

Die Welt: Uno de sus poemas se llama ”Día del Padre”, «Tengo tus ojos en mi cara / Yo sé que/ No te conozco…» ¿Habla Ud. como el Padre o como el Hijo?

Lindemann: Yo hablo con mi Padre.

Die Welt: Su padre, Werner Lindemann, reconocido en la RDA como gran poeta y escritor señaló, acerca de su libro ”Mike Oldfield im Schaukelstuhl” (Mike Oldfield en la mecedora) de 1988, que realmente no se trata de la música de Mike Oldfield, sino de su visión de Usted como su hijo.

Lindemann: Yo mismo me encargué, hace siete años, de que el libro se volviera a publicar, después de hablar largo y tendido con mi madre también. La segunda edición fue publicada por una pequeña editorial en Rostock. Tuvimos que hacer una nueva imagen para la portada, conmigo en las vías del ferrocarril.

Die Welt: A primera vista, pareciera que la imagen de Usted que tiene su padre es de solamente un chico punk, loco por los gatos. Su padre pareciera estar preocupado por usted en el libro.

Lindemann: Fue un asunto de aprendizaje; mis padres se separaron y luego me mudé con mi padre al campo, en Rostock. Yo tenía 18 años ya estaba harto de las fiestas, quería dejar detrás de mí todo el alboroto de la ciudad, empezar una nueva vida en el campo. En casa de mi padre me fui a vivir al ático, y él siempre venía a mi habitación y me molestaba por mi música. Por ese entonces, oía una gran cantidad de metal y material electrónico.

Die Welt: ¿De ahí la referencia a Mike Oldfield?

Lindemann: Sí, sí. Pero sobre todo escuchaba a Motorhead, Deep Purple y otros ruidosos. Una vez, mi padre entró a mi habitación, listo para quejarse. Pero desde que escuchó a Mike Oldfield, se sentó y dijo: «Eso suena interesante». Para mí, fue un salto cuántico: Mi padre está sentado en mi habitación, escuchando mi música y les resultaba buena también. Probablemente a causa de la melancolía. Se sentó en la silla mecedora, que había construido yo mismo (yo era un carpintero en ese momento en la granja). Yo me senté en la silla que por lo general siempre tenía junto a la cama compartimos unos cigarrillos hechos a mano.

Die Welt: Supongo que su padre no estaba muy de acuerdo con su forma de auto-descubrimiento…

Lindemann: Creo que esa es la naturaleza de ser un padre. Después de nueve años, decidí mudarme exitosamente una vez más.

Die Welt: ¿Qué sería lo que esperaba su padre, el Poeta Nacional, de su hijo?

Lindemann: Creo que su problema era general, era que quizá empezó a tener hijos demasiado tarde. La distancia con los problemas de los jóvenes es una cosa de gran peso. Un hombre de 60 años de edad, no puede entender por qué un chico de 16 años llega tarde a casa por la noche, ni entiende el consumo de alcohol más allá de la medida, la alimentación poco saludable e irse a dormir hasta muy tarde, ni, obviamente, el por qué arruinarse los oídos con música a todo volumen. Mi padre estaba feliz de haber sobrevivido a los bombardeos en las trincheras. Con una diferencia de edad “normal” de 20 años, los padres desarrollan más indulgencia en los conflictos entre padre e hijo. Usted sabe cómo ha criado a sus hijos, y puede dormir tranquilo. Así lo he hecho después con mis hijos.

Die Welt: Los poemas de Werner Lindemann eran incluidos en la República Democrática Alemana en el Curso Escolar. ¿Para él esto significaba ser un representante del sistema?

Lindemann: En ese tiempo, no creo que haya pensado eso. O quizá fuera por la represión. Él había escrito poemas sobre Lenin, algo acerca de “la Luz en el Kremlin”. Pero eso reflejaba el momento. Los pintores habían pintado el realismo socialista. Escultores habían labrado estatuas de los trabajadores. Mi padre tenía una buena vida. Él había elegido quedarse a vivir en su país de origen como lo hago hoy. Él solía hacer viajes de tres o cuatro semanas, visitando las bibliotecas y escuelas de toda la RDA, y llegó a conocer en cada zona a todos los bibliotecarios y casi a cada maestro. Como yo, tenía también una cierta tendencia turística. Si el dinero se le acababa, regresaba a casa, a su oficina, se inspiraba, escribía poemas y se dejaba ir.

Die Welt: Él fue co-fundador de la colonia Drispeth para los artistas.

Lindemann: Drispeth, Meteln, Zickhusen. También llegaron a vivir ahí Christa Wolf, Helga Schubert y Joachim Seyppel, debido a que habían ido buscado refugio. De hecho, por ahí vivo hoy en día, en los alrededores.

Die Welt: Su padre también compuso poemas sobre Usted -«Él se quiebra con facilidad / Cada tuerca / Y no quiere eso / Necesidad» -desde los nueve años. Esto no suena tan distante de los versos infantiles de Werner Lindemann: «Hay un árbol / En él, un espacio hueco / Ahí vive un pájaro carpintero / Me parece bien»

Lindemann: Si esto es hereditario, no lo sé. Se ha convertido en un hábito muy deseable en cualquier caso, ya que empecé a escribir ya en mi juventud madura. Más joven, entonces yo habría sido su “hijo modelo”. Una vez, yo tenía diez u once años, me senté con él en el coche y estaba molesto por la eterna pregunta acerca de lo que yo quería ser de adulto. En realidad, yo quería ser pescador en alta mar. Atrapar esos enormes cangrejos de herradura y llevarlos al pueblo, además, también quería fotografiar la captura de tiburones. Mi padre me dijo que era un trabajo muy duro. Y yo le dije: «Podría ser peor, no quiero terminar siendo escritor». Esto lo molestó muchísimo. Se sintió ofendido en su honor. Vio cómo yo lo veía. Pero al mirar a su trabajo ahora, tengo otra perspectiva. Es bueno tomar cierta distancia. La importancia que muchos autores dan a sus obras es algo verdaderamente aterrador. Ellos piensan que son el centro del mundo.

Die Welt: En “Weißes Fleisch” (Carne Blanca), Rammstein canta «Mi padre era igual que yo.»

Lindemann: No, no. Ese es un delincuente sexual que canta sus disculpas por sus acciones. Ese es un personaje lírico en el papel.

Die Welt: Werner Lindemann murió hace veinte años. ¿Cree que a él le hubieran gustado los poemas de su hijo?

Lindemann: Él estaría orgulloso de que yo –“seguí sus pasos”- entre comillas. Después de todo, con dos libros. Pero también habríamos tenido pleitos terribles. Debido a sus orígenes y su historia, él no se permitiría usar ciertas palabras en los poemas. Joder, mierda y culo, por ejemplo; ni hacer juegos de palabras malintencionados, o usar palabras inventadas, neolingüismo.

Die Welt: A él le gustaba mucho usar palabras antiguas, olvidadas como Roggenmuhme.

Lindemann: Sí, en ese caso. Él quería salvar una figura legendaria: una muñeca de la suerte, hecha de paja, que se hacía durante el tiempo de cosecha de centeno, para que las semillas llegaran a buen término y se mantuvieran alejados los cuervos.

Die Welt: En su poema ”Kindheit” (Infancia), afirma: «Las costras de las primeras heridas / Se quedan gustosas pegadas al alma» ¿La poesía debe ser sobre vivencias personales per se?

Lindemann: Depende de cuánto quieras hacer una introspección. Yo siempre trato de hacer cosas que hablen de lo que hacen los demás, y luego me doy cuenta de que me estoy refiriendo a mí mismo. Un círculo vicioso, como el gato que se muerde la cola.

Die Welt: ¿Cuál es la mística tras las letras de Rammstein exactamente? ¿Sirven para dar voz a algún personaje, como el carnicero caníbal, o son el fin en sí mismas?

Lindemann: En el escenario, tiene que ser así. Dado que estoy interpretando un papel, uno tiene que poner mucho de sí mismo en él para actuar convincentemente, como en el teatro. Pero esos personajes están lejos de mí, en realidad.

Die Welt: ¿Suele leer su poesía en público?

Lindemann: Sí. No hay nada peor y más aburrido que leer poemas en voz alta, solo. No es que ocupe una técnica demasiado “cerrada” al escribir; digo, tampoco estoy creando ningún “Fausto”. Además, también tiendo a transformar los “grandes eventos” de la actualidad en cierto tipo de circo, para distraerme,

Die Welt: Usted fue, sin duda alguna, un gran fan de las interpretaciones de poesía en la escuela.

Lindemann: De hecho, creo que todo ese ejercicio forzado de interpretación de la poesía, sólo nos ayuda a estropear la diversión que hay en ella. Con las obras de Fontane, se me revolvía el estómago… Y los chicos de hoy, recitando versos de Bushido (rapero alemán).

Die Welt: ¿Bushido le parece un desencanto?

Lindemann: No, no es para tomarse en serio, lo digo sólo por diversión. En Escandinavia y Rusia, algunos textos Rammstein se usan en clase de Alemán. Los estudiantes pueden recitar con fluidez algunas partes y, si Dios quiere, incluso pueden encontrarlos graciosos si los entienden.

Die Welt: Rammstein probablemente ha hecho tanto por la difusión mundial de la poesía alemana como el propio Instituto Goethe. Hasta los franceses tratan de imitar el fuerte acento cuando cantan “Du hast”, declamando al unísono.

Lindemann: Esto es realmente un punto de vista interesante, y me pone la piel de gallina al mismo tiempo. ¡Qué caso el de los franceses!

Die Welt: Usted vive en el campo. ¿Por qué no escribe poesía sobre la Naturaleza?

Lindemann: Nunca me lo he preguntado. Tal vez este es un espacio sagrado que no quiero profanar. El último refugio virgen. La Naturaleza es algo bueno para mí. Seguridad y tranquilidad. Por otra parte, no hay nada que me inspire a escribir. Lo que me interesa más son otras cosas; los abismos del alma, el disgusto, lo que hace que la vida no valga la pena, lo que hace llorar. Una vez que salgo de ese oscuro sótano, vuelvo a la Paz de la Naturaleza. Contemplación. Puedo sentarme por horas a solas en algún lugar y mirar a un árbol. Siempre me ha gustado vagabundear en paisajes como un observador de aves, árboles y arbustos. Ciertamente, la necesidad de este descanso tiene que ver con mi trabajo principal. Me gusta escudriñar todo el día en mi granja, acarreando cosas del punto A al B, plantar flores en macetas, hacer una mesa aquí y una estantería allá, deambular por la madrugada en el pueblo, e ir a dar una mano de pintura a las viejas cruces del cementerio.

Die Welt: ¿Qué te interesa de los abismos del alma de los humanos?

Lindemann: Puedo escribir sobre eso. Puedo provocarlo. Mientras más personas se molestan con lo que escriba, eso es lo que me inspira más, lo que es tabú, lo que es denso. Me gusta ir por la vida con esa etiqueta de “sólo para mayores de 18”; fue un “logro” entrar al índice de los materiales prohibidos.

Die Welt: Su madre, Brigitte “Gitta” Lindemann, es una periodista cultural. ¿Qué piensa ella de la poesía?

Lindemann: En su trabajo, ella es muy meticulosa y detallista al extremo; muy crítica. Pero ella está feliz y orgullosa de que soy, aunque haya “salido a mi padre”. Mi vida ha pasado entre los programas culturales de radio de mi madre y las tertulias literarias de mi padre. Ahora que él no está, mi madre vive también en el campo, en Rostock. Mi madre, aún hoy en día, con 74 años a cuestas, dirige un café literario en Schwerin. Por años, ha trabajado de forma muy comprometida. Incluso me pidió que leyera los poemas allí.

Die Welt: Usted fue un joven atleta, distinguido en la natación, y luego pasó a ser aprendiz de carpintero y tejedor de cestas. ¿Fue también eso una rebelión contra el mundo de la clase media educada de la RDA?

Lindemann: Me iba demasiado mal en la escuela. Por supuesto, todo el mundo habría disfrutado si hubiera estudiado de forma profesional pintura, literatura y esas cosas. Como eso no era lo mío, empecé a trabajar en un puesto de artesanías. Mis padres me llevaron a un taller de cerámica. Pero seguía teniendo empleos temporales, como aprendiz de albañil en una unidad habitacional del Estado. Con eso, ganaba suficiente para vivir bien. Luego trabajé por un año en una cadena de montaje. Luego tuve otros trabajos calificados, fui al campo y me dediqué a hacer ruedas de carretas, luego trabajé en una cooperativa agrícola; hacíamos herramientas sencillas y mangos de palas, manualmente.

Die Welt: En la música de Rammstein y también en sus poemas se encuentra una gran rabia.

Lindemann: La rabia ya no está, al menos por ahora. Sigo trabajando en lo que me ha hecho feliz. No sé por qué tendría que seguir estando enojado. La vida trae siempre ciertos percances con ella. Uno puede darse a la depresión, a la bebida o ir y golpear a alguien. La rabia me ha ayudado en los pasados veinte años, para sentarme, inspirarme y escribir algo. Tensiones liberadas. Tal vez es sólo el deseo de mostrarle a los padres: «Yo puedo hacer eso y aún mejor». Aunque siempre hemos hecho lo que a nuestros padres no les gustaba, como vestirse como un punk y escuchar música estridente. Sin embargo, a nuestros padres les habría gustado esa onda a los 18 años. Mientras tanto, Rammstein es tan “mainstream”. Recientemente, en nuestro concierto en Wolfsburg, el consejo directivo de VW se sentó frente a nosotros. Pero si hace veinte años hubiéramos tocado este mismo show para mi madre, quizá la habríamos sorprendido lo suficiente como para hacerle creer que seríamos exitosos.

Die Welt: Gottfried Benn sufrió por la era moderna. En su caso, Usted tiene poemas contra la obsesión con la belleza y la búsqueda del sentido.

Lindemann: En ”Hare Krisha”, me pongo en la tradición de las bromas religiosas, paso por todo el sinsentido de Yoga y la desintoxicación espiritual y pensar que alguna vez, ese era yo… en algún momento, llegó a ser demasiado.

Die Welt: Ahora tiene cincuenta años y vienen las preocupaciones acerca de su edad. Por eso de que le gusta, digamos, escribirles a mujeres más jóvenes. El bulevar estará contento.

Lindemann: No me importa para nada la edad. Simplemente pasa y ya. En una forma u otra, todos pasamos por ello… Flacidez de la piel, ojeras, no todo funciona… Pero no estoy solo.

Die Welt: ¿Se siente menospreciado como humorista?

Lindemann: No, estoy muy feliz de que mis bromas no todo el mundo las entienda. Es divertido quedarse fuera y no tener que jugar siempre con los necrófilos de la cripta.

Die Welt: «Es algo muy, muy bueno / Si alguien entiende tu Arte», dice al final del libro.

Lindemann: Me da gusto, cuando logro tener un impacto en alguien, aunque duela. Pero también me da mucho gusto, he de confesar, si alguien lee un poema mío y se siente profundamente comprendido.


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